-
He visto sus caminos; pero le sanaré,
y le pastorearé, y le daré consuelo a él
y a sus enlutados;
produciré fruto de labios: Paz,
paz al que está lejos y al cercano,
dijo Jehová; y lo sanaré.
Isaías 57:18-19
Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él,
y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isaías 53:5
Jesús mi sanador...
(Poema en 4 tiempos)
I
Sólo y abatido, en un oscuro rincón,
Sólo y sin fuerzas, las sombras de muerte,
Cubrían mi alma,
Mi corazón moría minuto a minuto,
El tiempo transcurría lentamente,
Y nadie llamaba a mi puerta,
Este frágil corazón poco a poco
Perdía el ritmo de sus latidos,
Latía cada vez más triste,
Cada vez más silencioso,
Cada vez más callado,
Esperaba el llamado de la muerte
Como un leproso que ha perdido la esperanza...
II
Sólo los recuerdos aliviaban mis heridas,
Mirar un poco en el pasado y reír,
Reírse en silencio a pesar del agobiante dolor,
Reírse y luego volver a la realidad...
Y así atrapado en la rutina diaria
Entre la vida y la muerte;
Y cuando más grande era el dolor,
Maldecía en silencio como un lastimero Job,
Anhelaba como él, no haber nacido...
III
Ahí, en mi lecho de dolor,
En el momento menos esperando,
Hablaste a mi corazón...
Enviaste un alma gentil
Que me habló de tí,
En ese instante pude conocerte;
Me aferré a ti y
A tus promesas Jesús mi sanador
No se cuanto tiempo dormí,
No pude contar el tiempo
Que estuviste a mi lado,
Ni recordar el instante en que abrigaste mi alma,
Ni pude sentir el momento en que secaste
Mis lágrimas, es que estaba
Profundamente dormido...
IV
El canto de un gorrión despertó mi alma,
El sol sonreía como nunca por mi ventana,
La noche oscura se había ido,
Y la tristeza se había marchado
Y recordé tu dulce mirada
Jesús mi sanador...
Había olvidado el dolor,
Y hasta mis ojos llorosos
Tenían impreso el brillo de tus ojos,
Mi rostro reflejaba el color de tu sonrisa,
Y mi corazón, este frágil corazón
Latía al ritmo de tus latidos...
Por que tú eres Jesús, ¡Jesús mi sanador!.
---
Escrito por: Alberto Antezano 2012
No hay comentarios